domingo, 30 de octubre de 2011

TRABAJO PARA TODOS EN TIEMPOS DE CRISIS


El del trabajo es un derecho natural que, reconocido por la propia Constitución Española, cada uno de nosotros debe convertir en obligación por poco que tenga la posibilidad de hacerlo valer. Ello se hace más insoslayable en época de crisis puesto que la salida depende de todos y cada uno de nosotros; tengamos en cuenta que la ociosidad, voluntaria o no, hiere a la propia dignidad de cada persona.

En breve, tendremos en España un nuevo Gobierno cuya obligación principal será ¿quién podría dudarlo? atajar la sangría del desempleo. ¿Acertará con lo preciso para facilitar la fluidez del crédito, hallar la respuesta a los desafíos del Mercado, domeñar de forma substancial los vicios de la falta de imaginación, de la especulación, del aquí me las den todas, de que inviertan otros, del desmadre de los gastos corrientes en las pesadas burocracias nacionales, autonómicas o municipales, de la falta de una libertad indisolublemente unida a la responsabilidad, de la escasez de valores… etc., etc….?

Supongamos que, efectivamente, por fin contamos con un gobierno responsable y que, dado que resulta prácticamente imposible hacerlo peor a como se ha hecho en los últimos tiempos, se empieza a vislumbrar la salida del obscuro túnel en que ahora se encuentran, nos encontramos, tantos y tantos españoles.

Demos por supuesto que, en esa deseable situación, se recupera la confianza internacional, deja de crecer la deuda en todos sus canales, los bancos y cajas cumplen con la función que les es propia, empieza a haber recursos para que los emprendedores puedan tirar de la economía, los gobernantes asumen la obligación de no gastar un solo céntimo en salvas, inoperancias o indebidas contrataciones de asesores cuando lo que les sobra son funcionarios deseosos de asumir las obligaciones que corresponden al puesto que ocupan… y, en razón de todo ello, surgen de forma progresiva las imprescindibles oportunidades de empleo: ¿cómo hacer para que, a la medida que vayan apareciendo tales oportunidades de empleo, se favorezca al mayor número posible de personas cuando, por la misma fuerza de los hechos y como una pescadilla que se muerde la cola, lo poco bueno, que vaya apareciendo, corre el peligro de ser engullido por la desesperación de tantos y tantos que seguirán en la expectativa de cambiar de situación con su paciencia al límite del aguante?

¿No creéis factible y conveniente que, a la par que se enderezca la economía, cosa que llevará su tiempo, y, con ello, empiece a resolverse el heredado y trágico problema del desempleo, se adopten nuevas e imaginativas medidas para que las oportunidades de empleo, si no se pueden multiplicar artificialmente, al menos, sí que se puedan repartir? ¿Repartir? Pues claro que sí y ello desde la convicción de que es el trabajo el principal factor de humanización y sin mayores problemas que el de romper con los interesados anquilosamientos “sindicales” y con la servidumbre de tantas y tantas obsoletas inercias, fáciles de frenar con realismo, valor e imaginación.

De todo ello habla el libro “Trabajo para todos en tiempos de crisis”, que se puede bajar gratuitamente de la Red.

martes, 25 de octubre de 2011

Ni izquierdas, ni derechas, ni todo lo contrario…

Frente a los batiburrillos ideológicos sin otra substancia que majaderías al estilo de  que yo, por ser de izquierdas o de derechas, soy mejor que tú que eres de derechas o de izquierdas, esgrimimos la consigna de  Fraternidad, igualdad y libertad, la misma que traduce libertad en responsabilidad social al hacerla depender de la Fraternidad, es decir, de la GENEROSIDAD con mayúsculas.  

Fraternidad, igualdad y libertad, por este orden más que por aquel otro de Liberté, egalité y fraternité, en el que el amor al prójimo venía colocado en último lugar con las consecuencias de que la historia nos da elocuentes testimonios: Recordemos cómo en la Revolución Francesa de 1789, “madre de todas las revoluciones” y artífice de la archirepetida proclama Liberté, egalité y fraternité,  se presentaba a la libertad como paradigma de todos los valores y, de hecho y al carecer de otro alimento que las pomposas palabras, fue utilizada para justificar miles y miles de crímenes, incluidos los de los más destacados hijos de la propia revolución; como ejemplo basta recordar a madame Roland con su famosa frase cuando estaba a punto de ser guillotinada: Libertad ¡cuántos crímenes se han cometido en tu nombre!

Lo de palabras, palabras y más palabras desde cualquier barrera del espectro político y con tan escasa voluntad por ir más allá del simple espectáculo de protesta o de lo que marcan las directrices de tal o cual partido que trata a la realidad desde los viejos, viejísimos prejuicios…, es cualquier cosa menos libertad con responsabilidad.

Reducir la reflexión política a la directa confrontación entre “derechas” e “izquierdas” cuando unas y otras han perdido su sentido histórico es puro complejo de avestruz, pura obsesión por huir de la realidad o, como dejó escrito Ortega hace ya casi un siglo, pura muestra de hemiplejía intelectual.

Para ser coherente con las necesidad de que todos y cada uno de nosotros  arrimemos el hombro al trabajo por una mejor armonía y mayor progreso, la libertad de decir que no a cualquier injusticia y flagrante desorden natural con toda la fuerza del alma implica el compromiso personal de reflexionar sobre los más efectivos caminos de solución para aplicar a la tarea común lo que a cada uno de nosotros corresponde: para ello es preciso despertar a la propia inteligencia para calibrar el origen y alcance de los problemas y abrir el corazón al prójimo, empezando por el más necesitado. Ello está más allá de las izquierdas, las derechas y, también, de los que siguen soñando con el partido único y no quieren reconocer que, en pleno siglo veinte, son millones las personas de buena voluntad que siguen sintiéndose cómodas arropadas con viejos y anquilosados tópicos, los mismos que, para nuestra suerte o desgracia, privan en el momento político que vivimos. Claro que, por lo que les conviene, unos y otros deben sentirse obligados a dejar que hable el cerebro en lugar del ciego corazón.

Fraternidad, igualdad y libertad para alimentar la responsabilidad de saber lo que más conviene en los cruciales momentos que vive España ¿Sumergir cabeza y corazón en los tópicos o azuzar a la propia capacidad de reflexión para reconocer quién de los dos personajes que tienen mayores posibilidades de alzarse con el gobierno de España ofrece más garantías de su capacidad para enderezar la situación al margen de tal o cual corsé ideológico?

domingo, 16 de octubre de 2011

Próximo 20N, gran fiesta de la Democracia

   Hace ya bastantes años, en una ocasión como la del  próximo 20N, haciendo de interventor  en una de las mesas de nuestra Ciudad, en respuesta al saludo del alcalde de entonces, señor Aranda, el que esto escribe soltó eso de ¡que gane el mejor!, a lo que  el Alcalde respondió: Ganará el que más votos logre.
   Efectivamente, la mayor cantidad de votos es  lo que  permitirá que sigamos en lo mismo o que “empiece el cambio”.  Ello significa que es nuestro voto el que manda ese día en el que la Democracia se erige en indiscutible reina.  Grave e irrenunciable responsabilidad la que nos toca a todos y a cada uno de los votantes españoles.
   Cierto que, según confirma  el presidente de la Comisión Europea, señor Barroso, el socialismo deja a los españoles una  herencia envenenada. España bordea ya el precipicio por culpa del actual Gobierno: el IPC sube hasta el 3,1% y la venta de viviendas se sitúa en mínimos históricos, cayó un 38% en agosto por el efecto de la subida del IVA., etc., etc., etc.
    Pero no todo está perdido en esta España en la que tantos millones de españoles  están arrimando el hombro y otros muchos que necesitan nuevas oportunidades para hacerlo. Claro que hemos perdido pie en Economía, prestigio internacional, conciencia patriótica, eficacia administrativa y, sobre todo, en una escala de valores consecuente con la Historia el grito de la propia conciencia: de lo que se trata, ni más ni menos, es de evitar la equivocación a la hora de votar el próximo 20N.  
   En la España de hoy,  el español que no vive de la Política pero sí que la padece, está obligado a enfrentarse a “corrientes de opinión” que coartan su libertad con prejuicios y más prejuicios ideológicos, los más de ellos alimentados por la sin razón, como si los testimonios de la historia no sirvieran para nada. No es tan difícil hacer memoria, bucear en la propia conciencia con plena libertad y abrir los ojos a la realidad.
   Hace unos pocos años, en España vivíamos mejor y lo cierto es que ante nosotros está la ocasión de hacer lo posible para recuperar posiciones perdidas: los que tengan responsabilidades de gobierno, claro que están obligados a hacer lo que tienen que hacer sin  dejarse  amilanar  por las dificultades  o embaucar  por lo facilón o animalesco; pero del buen rumbo, también y mucho, somos responsables los ciudadanos de base y bien sabemos que es una soberbia majadería eso tan manido de que todos los políticos son iguales: bien está demostrado que  Zapatero es muy  distinto a todo los presidentes que le han precedido y que Rubalcaba no es igual a Rajoy.
   Se dice y parece demostrado que Rubalcaba, partícipe de primera línea en todo lo hecho y no hecho por el actual Gobierno,  está intentando hacerse fuerte potenciando los viejos mitos de la izquierda más vieja y fracasada, la de los proletarios “encadenados”  hasta que los “explotadores se conviertan en explotados” para que triunfe el “derecho a la pereza”.
   Rajoy, en cambio, ofrece abordar con valor los problemas de  particularismo y desunión,  austeridad en el gasto, olvidarse de zarandajas como la memoria histórica,  recuperar el prestigio internacional,  potenciar al máximo las oportunidades de empleo productivo, abrir puertas y ventanas a la libertad de iniciativa, mantener todo lo bueno logrado en  Sanidad y Educación…  en una línea  que algunos de sus compañeros de Partido y él mismo ya han seguido cuando tienen o han tenido responsabilidades de Gobierno: eso será gobernar  con verdad, responsabilidad, valentía y diálogo.
    En el momento del voto del próximo 20N  ¿perderemos la ocasión de dar al señor Rajoy y su equipo esa oportunidad?

miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Constitucional plante?

La verdad es que ningún artículo de la Constitución Española de 1978 dice que en las grandes solemnidades nacionales puedan faltar los máximos representantes de cada “núcleo territorial” de la Nación, España, por más señas: El que no deben faltar en la máxima Fiesta Nacional es una obviedad que se sobreentiende  al establecer la propia Constitución una escala de responsabilidades dentro del hecho incuestionable de  que  todos “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social” (Art. 14)   

Junto con una palmaria falta de respeto al Jefe del Estado y a todos nosotros, lo de algunos altos representantes autonómicos es una inconcebible ofensa a la gran Nación de cuya administración, voluntariamente, forman parte:  ya que gozan de ello por los simples avatares de la cosa pública (siempre podían no haberse presentado a las elecciones o renunciar al cargo, llegado el caso), no pueden ignorar que un privilegio conlleva el deber de un reconocimiento de elemental reciprocidad: el haber logrado tal o cual número de votos no les hace de distinta madera a cualquiera del resto de los ciudadanos, incluidos aquellos que les consideraron dignos de su voto.

 “Nobleza obliga”, es un término muy español que afectaba y debe seguir afectando a todos los que gozan de una privilegiada posición en la escala de responsabilidades de gobierno ¿es tan difícil saber estar a la altura de las circunstancias en los momentos  en que es preciso demostrar que se es lo que se es por simple delegación dentro de un Ordenamiento Constitucional?

martes, 4 de octubre de 2011

¡¡95.817 parados más!!

Con lo que, excluidos, según parece,  los cientos de miles de adultos que “trabajan por España formándose”  en no se sabe qué, el Inem registra al 30 de septiembre de este año 4.226.744 parados más, lo que hace 208.981 más que a la misma fecha del año anterior.  Quince años hace que el paro no registraba un incremento tan alto en un mes de septiembre.  La Seguridad Social, por su parte, en el mismo mes,  registra  una disminución  de 64.956 de cotizantes  

Por sexos,  leemos en El Mundo, la subida afectó en mayor medida a las mujeres que a los hombres. Así, el paro femenino creció en 53.908 mujeres (+2,5%) respecto al mes de agosto, mientras que el masculino se incrementó en 41.909 desempleados (+2,06%). De esta forma, al finalizar septiembre, el número de hombres en paro sumaba 2.071.510, mientras que el de mujeres desempleadas era de 2.155.234. Por sectores económicos, el desempleo bajó sólo en la agricultura y la construcción, con 1.350 y 185 parados menos, respectivamente, mientras que subió en el resto, fundamentalmente en servicios, sector que sumó 74.590 parados más (+3,1%), aglutinando así cerca del 80% del repunte mensual del desempleo. En la industria, el paro subió en 3.776 (+0,8%), mientras que las personas sin empleo anterior aumentaron en 18.986 (+1,06%)”.

Trágico es pensar que son muchos días los que quedan para que, de alguna manera se rompa la inercia hacia la catástrofe porque, aparte de palabras, palabras y más palabras añadidas a tal o cual maniobra de distracción…. ¿qué hace el actual gobierno para, al menos, hacer ver que gobierna?  ¿qué proyecta el candidato señor Pérez Rubalcaba  para reactivar la economía productiva? Ya sé: subir los impuestos del tabaco y las copichuelas sin quererse dar cuenta de que, probablemente, disminuirán los ingresos por ese concepto por que serán muchos los que, a la vista de la crisis, dejarán de fumar y reducirán a lo mínimo sus copichuelas. Ello sin contar a los emprendedores españoles que busquen nuevos horizontes o a los de afuera que no encuentren luz alguna para la salida del  túnel.

¿Qué le toca al paciente ciudadano? ¿creer lo que no ha visto en los que prometían, distraían y mentían cuando, según parece,  siguen mintiendo, distrayendo y mintiendo a la par  que dicho candidato, don Alfredo Pérez Rubalcaba, que formó parte del equipo en paridad de responsabilidad con el principal responsable, no acierta a presentar  creíbles remedios.

Al paciente ciudadano le cabe la responsabilidad de ir al fondo de la cuestión para, en la elecciones del 20N, dejar hablar a su inteligencia y dar confianza solamente a las personas y a los equipos que, por su trayectoria personal y profesional, realmente la merezcan.