jueves, 28 de julio de 2011

HABLEMOS DE LA OPOSICION SOCIALISTA DE ALCORCON

Muchos de los ciudadanos de Alcorcón,  que hemos asistido como simples espectadores al Pleno Municipal del pasado 26 de julio, teníamos la esperanza, ingenuos que somos,  de que  la lección democrática del pasado 22 de mayo ayudaría a poner las cosas en su sitio de forma que todos y cada uno de los elegidos para velar por los intereses de los ciudadanos asumieran la responsabilidad que  las urnas les han asignado,  tanto en el Gobierno como en la Oposición.

En honor a la verdad, debemos reconocer que, hasta ahora, nada tenemos que reprochar al Gobierno Municipal, salvo que queramos que, en mes y medio, resuelva todos los problemas heredados de la mala gestión del anterior equipo con don Enrique Cascallana a la cabeza, muy  especialmente, el problema de la falta de dinero, cuya muestra más ilustrativa es que en las arcas municipales, por todo lo alto, había poco más de un millón de euros cuando solo la nómina del mes de julio superaba los seis millones y ello con el horizonte de tener que hacer frente a una deuda de  más de  250 millones.

El problema es grave, cosa de la que tenía que tomar buena nota la Oposición Socialista  tanto para entonar el mea culpa y arrimar el hombro,  aunque solo sea para  que los ciudadanos  olvidemos sus errores en el menor tiempo posible,  como para analizar con verdadero sentido de la realidad el programa de gobierno que, según nos consta, don David Pérez  ha enunciado en diez puntos relativos a la Familia, el Empleo, la Movilidad, las Infraestructuras, la precisa Financiación, el Deporte, Medio Ambiente, Participación Ciudadana y todos los ámbitos de la Seguridad.

No hay mal que por bien no venga si alecciona para el futuro, es lo que dice un refrán castellano y así debía de ser en el caso que nos ocupa:  Señoras y señores socialistas, concejalas y concejales de Alcorcón, no seré yo, ciudadano de a pie,  quien les dé a ustedes  lecciones sobre en qué consiste una oposición firme y constructiva, cosa que, seguramente, tienen bien aprendida y que, a mi modo de ver, representa el más válido camino para recuperar buena parte de lo perdido: Una oposición firme y constructiva  requiere valorar objetivamente tanto proyectos como obra hecha para, con argumentos sin disfraces y de pura lógica, resaltar los posibles fallos y poner de relieve las propias soluciones o propuestas. Lo que no sea esto es irse por los cerros de Übeda, intento de embaucar al personal o pérdida del paso en lo de recuperar posiciones.

Claro que,  para compensar la falta de argumentos,  cabe la tentación de recurrir a inventos como el de la Memoria Histórica, el  uso de recursos dialécticos al estilo de “tú eres malo, luego yo soy bueno” o, peor aún,  organizar una clac para que, en los plenos, intente  matar el eco de los proyectos y realizaciones que , realmente, nos convienen a todos.

martes, 19 de julio de 2011

SECTARISMO SOCIALISTA

   Hace un par de días, encuentro a un antiguo conocido con el que solía mantener interminables conversaciones sobre los respectivos posicionamientos políticos y le pregunto:
   -Con lo que nos está cayendo ¿seguirías votando a Zapatero si se presentara?
   -Pues sí, soy socialista de toda la vida y le votaría siempre, haga lo que haga.
   -¿Aunque te convencieras a ti mismo de que él es cualquier cosa menos el socialista que tú eres? ¿Le votarías reconociendo, como me consta que reconoces, que nos está llevando a la ruina a todos los españoles?
   -Siempre lo votaría, si el Partido nos lo presentara como candidato ¿No ha dicho Felipe González que es militante aunque no simpatizante? Pues eso: soy socialista y, pase lo que pase, no me apartaré de la disciplina socialista. Votaría a Zapatero, como votaría a Cascallana, si me lo presentaran como candidato a Presidente del Gobierno de España, y votaré a Rubalcaba cuando lleguen las Elecciones Generales.
   Uno se queda de una pieza ante tamaña obcecación que, por lo que se ve y se escucha, mantienen no pocos españoles ¿es el socialismo una fe que no necesita de argumentos racionales para mantenerse contra viento y marea? Probablemente; pero sí es así, que borren de su “memoria histórica” aquello de “socialismo es libertad”.
   Que el socialismo tampoco es progresismo lo demuestran el persistente pasotismo ante los graves problemas económicos y de desintegración nacional que nos aquejan ó la retahíla de leyes que nos retrotraen a las épocas más bárbaras de la historia. Por ejemplo: ¿es progreso el permitir que una adolescente de trece años sea embaucada por un degenerado mayor de edad? O que, esa misma niña, tras unos tres años de relaciones plenas con unos y con otros, viva al aire de sus caprichitos y, entre otras aberraciones, decida abortar de tapadillo por que ha quedado embarazada?
   Seamos serios y busquemos vías progresistas en otra dirección.

viernes, 15 de julio de 2011

SI YO FUERA CAMPS, NO DIMITIRÍA

   La estrategia socialista del ventilador ha funcionado de nuevo ante la nimiedad más impropia que cualquiera de nosotros, incluyendo a los políticos, pudiera cometer.
    Ello no obstante, ocurre lo que está ocurriendo justamente en los días en los que la mayoría de los españoles estamos justamente indignados al ver cómo se ha producido la inconcebible toma del poder de una Diputación y no pocos ayuntamientos por parte de los amigos (o integrantes) de ETA sin que se les caiga la cara de vergüenza a los que no han hecho nada para evitarlo (si no es que les han facilitado el camino); y por si esto fuera poco, acabamos de enterarnos de que un juez independiente confirma que lo del Faisán no es la fantasía que Rubalcaba quería hacernos creer y sí que presenta indicios de connivencia con esa misma ETA por parte de los obligados a velar por nuestra seguridad… Son los mismos días en los que se nos dice que ya es poco menos que imposible salir del atolladero en el que estamos sin que el principal responsable de enderezar la situación haga otra cosa que echar balones fuera como si con él no fuera nada de lo que aquí está ocurriendo para desgracia de todos nosotros.
   Seamos sinceros con nosotros mismos: con lo que está cayendo ¿es tan importante el descubrir si fue regalo o no lo de los trajes cuando no existe prueba alguna de que ello implicara un recíproco trato de favor?
    Pues, aunque cueste creerlo, para los voceros socialistas ello es lo más grave que está ocurriendo en España; es así cómo, entre ellos, no falta quien, a bombo y platillo, lo presenta como la peor de las fechorías que puede cometer un alto cargo político y exige la inmediata dimisión del presunto autor y, si ello no se produce, la fulminante expulsión del Partido con la consiguiente sustitución al frente de la Generalitat, para lo que ellos, eso dicen, “colaborarían desinteresadamente”.
    ¿Cabe la menor comparación entre esa nimiedad impropia para la que se ha inventado el calificativo de cohecho pasivo impropio y los escandalosos enriquecimientos o torticeros ejemplos de nepotismo de que estamos siendo testigos? ¿No es como matar moscas a cañonazos? Bien se nota que en España está fallando el principio de la ponderación y que, entre los socialistas, abundan los que ven la paja en el ojo ajeno y no quieren ver la viga en el propio.
   Por mucho que algunos se rasguen hipócritamente las vestiduras, no cabe en la buena lógica política rendirse ante el demagógico, enrevesado y, tal vez, culposo tratamiento que se ha hecho de esa presunta nimiedad impropia sin otro objeto que el de hundir en el desprestigio a un político de los más eficaces y honrados con que cuenta España.
    Los españoles no nos merecemos una cosa así y, como español, digo: salga la sentencia que salga, si yo fuera Camps, no dimitiría. Aunque, eso sí, cumpliría la sentencia; no como otros (¿lo captáis?).

martes, 12 de julio de 2011

MAL DE MUCHOS CONSUELO DE TONTOS

Iban a debatir como hacer frente al gravísimo problema sobrevenido por el desaforado descontrol del gasto en tiempos que parecían de las vacas gordas, que eso es lo que, en realidad, está en el trasfondo de la desbocada crisis que padecemos. Allí estaba doña Elena Salgado, la que, por virtud del señor que en España lleva el timón de la teórica recuperación, hoy es vicepresidenta primera del Gobierno Español; ella cargaba con el sambenito de  una negra cuenta de explotación nacional aliñada con el borrador de multitud de proyectos (¿para distraer al personal?) y la desazón de tantas y tantas esperanzas prendidas en el aire de la improvisación.

No sabemos que le habían dicho los otros, entre ellos Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios y  John Lipsky, número dos del Fondo Monetario Internacional (FMI); pero sí que las cámaras y los micrófonos indiscretos tomaron nota de lo recurrente que es el refranero español al uso de un responsable de la economía en apuros: En España decimos mal de muchos,  consuelo de tontos.  Según cuentan, al comisario Rehn le hizo gracia la expresión y pidió a Salgado que se la tradujera al español, para luego repetirla él con su acento finlandés.

Conocemos otro refrán español que dice “no es bueno jugar con las cosas de comer”; ello nos obliga a resaltar la inconveniencia de lo que pudo ser un “irse por las ramas” de la segunda responsable de la economía nacional (el primer responsable es, nadie puede dudarlo, don José Luis Rodríguez Zapatero).

No se trata de averiguar si son uno o dos pasos los que nos faltan para caer en un abismo del que solamente se sale al precio que fijan los demás. A estas alturas de la Crisis, tal como lo entienden los que,  en tiempos de vacas flacas, se aferran, nos aferramos,  a la “cuenta de la abuela”, de lo único de que se trata es de gastar menos y de esforzarse por ingresar más pulsando todos los resortes que haga falta.  Todo ello, claro está, dentro de lo que se llama el orden democrático (a no ser que prefiramos algo menos suave, que, sin duda, ya está al acecho).

Lo que exige la actual situación  no es nada nuevo puesto que, según tengo entendido, así lo ha puesto en práctica alguno de los países conocidos como PIGS:  Que el principal responsable de la,  hoy por hoy, renqueante economía española, reconozca su incapacidad para salir adelante y convoque de forma inmediata a las Elecciones Generales para, a renglón seguido y dado que tiene mucho que ganar y nada que perder, cite  al Jefe de la Oposición para formar una Junta de Salvación General para, al margen de los titulares de los respectivos ministerios,  “coger por los cuernos al toro de la crisis” y llevarle al redil  de la inoperancia  o mínimo enfurecimiento  mientras producen sus efectos todas esas medidas, que están en la mente de todos y que, por lo visto, requieren inmediata y no imposible  aplicación.

Todo,  menos cualquier chascarrillo para  hacer reir al Euro, esa implacable entelequia que va a lo suyo y no se casa ni con su abuela.

lunes, 11 de julio de 2011

¿NUEVO PROYECTO SOCIALISTA?

   Por lo que hemos oído y leído en relación con la empalagosa efemérides de Alfredo P. Rubalcaba, se diría que las más resonantes figuras socialistas piensan que ha llegado el revival izquierdista  (más de lo mismo) de esta España a la que, según profetizó Alfonso Guerra, “ya no la conoce ni la madre que la parió”: . «Hay que regenerar la política y dar respuestas de izquierdas para salir de la crisis»,  es la fórmula del nuevo pontífice del progresismo.
   ¿Qué quieren decir  vacías y rimbombantes frases al estilo de  « hagamos realidad la esencia de las políticas socialdemócratas» , «no solo debemos dar un giro a la izquierda sino también y, sobre todo, ofrecer una respuesta inmediata, desde el punto de vista socialdemócrata, a las personas que lo están pasando realmente mal», en una beatífica atmósfera,  que, para unos, “ha abierto un camino de esperanza y,  para otros  (y “otras”), es como  toda una ilusión que desbordaba la sala,  justo lo que necesitamos para el presente y para el futuro”?
    Don Alfredo P. Rubalcaba habló (¿se creía sus propias palabras?)  de un nuevo proyecto socialista «desde abajo y con la colaboración de personas ajenas a la organización», lo que, a su vez, permita construir «un programa nuevo, plural, desde la izquierda, y que avance en la mejora de los mecanismos de participación democrática de los ciudadanos».  Pero  ¿qué de qué frente a la creciente Deuda Pública? ¿qué de qué para enderezar la economía y cortar la sangría del paro?  ¿qué de qué  para despertar  del sopor  a  los “ninis”? ¿qué de qué para atraer inversores que, con sus empresas, nuevos empleos  e impuestos,  proporcionen  el combustible para levantar cabeza? ¿qué de qué para que la familia de siempre no pierda fuelle?  ¿qué de qué para recuperar el prestigio internacional antes logrado? ¿qué de qué para aliviar el peso de monstruosa burocracia que padecemos?
   Nada con sifón, que dirían los viejos humoristas, es lo que nos ofrece el flamante candidato socialista a  sustituir  a  su compañero de filas ¿mejor o peor que él?
   De seguir  los pasos del que los socialistas españoles nos presentan como el “Deseado”, deberíamos creer que los dramáticos problemas de tantos millones de parados con la secuela de la miseria y, también, la ruina moral de tantas y tantas personas y familias, que están perdiendo el verdadero sentido de la vida humana,  serán resueltos  en la cocina de la agonizante ideología socialista y no en la revitalización  de los  valores y principios  en que se apoya  el verdadero progreso:  esos mismos valores y principios que nos prestan la suficiente energía para  trabajar y amar en libertad con proyección personal e inmediata hacia los que esperan de nosotros bastante más que palabras, palabras, palabras…

viernes, 8 de julio de 2011

LOS CATÓLICOS Y LA POLITICA

Magistral lección sobre el tema que hoy nos ocupa nos viene dada por la inequívoca recomendación de Jesucristo: Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Ello en todos los niveles de la vida social  con sus reguladoras,  las políticas nacionales, autonómicas y municipales.
En el orden natural de las cosas, que dirían los clásicos, el César o Poder Político está por debajo de Dios, principio y fin de todas las cosas;  por lo tanto, ese mismo poder político se extralimitará en las funciones, que le corresponden, si impone o trata de imponer algo que vaya en contra de la Ley de Dios, que para los filósofos más realistas, coincide con la Ley Natural. ¿Cómo conoce el mundo la Ley de Dios? Sencillamente, a través de los “Mandamientos”, cuya viabilidad ha sido respaldada por el propio Jesucristo, Hijo de Dios.
Se nos dirá que eso es lo que creen, creemos, los católicos. Naturalmente que sí;  y también es verdad que nadie ha demostrado que el cumplir los Mandamientos, más que ir en contra del Progreso, no sea, precisamente,  la mejor forma de ayudar a que todos seamos más felices, es decir, vivamos con mayor afán por desarrollar nuestras facultades y, por ello, facilitemos el progreso de toda la Humanidad, empezando por nuestra propia parcela. A poco que discurramos, es lo que vemos que nos demuestra la historia y, me atrevo a subrayar,  la experiencia de tantos y tantos de nosotros.
Si no está usted de acuerdo, muéstreme una doctrina o ideología más realista y social que la católica.
Claro que el ser católico no es cosa de estar ahí y nada más: el católico es un ciudadano comprometido a trabajar por el buen orden social según la Ley de Dios, esa condición natural que  lleva grabada en la propia conciencia, y las leyes políticas siempre que éstas no se aparten del papel que las corresponde.  Quiere ello decir, que, bajo ningún temor o acomodamiento, puede el católico respaldar  leyes políticas como la del aborto, radicalmente contraria a la Ley de Dios.
Si se nos dice que algunos políticos “católicos”  han respaldado a ésa y a otras “leyes” de igual calibre, obsérvese que, por esta vez, lo de católicos y de leyes lo he puesto entre comillas. Esta consideración  no quiere decir, ni mucho menos, que uno esté llamando a la desobediencia civil:  lo que uno quiere dejar bien claro es que las Leyes de Dios están por encima de las “leyes políticas”, las cuales han de ser acatadas (eso, sí que sí) siempre que no se opongan a las otras.
Bien sabemos que, en España, no es la del aborto la única ley política que va contra la Ley de Dios. También sabemos que, en su formulación y aplicación, los que han ido más lejos han sido los gobiernos socialistas, desde el ámbito nacional al local ¿no es ello razón suficiente para que los católicos les retiren de sus preferencias a la hora de afiliarse o de votar?  Por demás, vemos que la mayoría de los socialistas, sobre todo los que tienen, han tenido o piensan tener alguna responsabilidad de gobierno, procuran no apartarse ni un ápice de esa dogmática o fundamentalismo empeñado en hacernos creer que el progreso se basa en matar niños, otras aberraciones por el estilo o de menor nivel cual es el despilfarrar sin tino.
En conclusión y dado que, queramos o no,  necesitamos de la Política para mantener un mediano orden social, siempre que a los católicos se nos pida nuestra adhesión o voto,  nos inclinaremos por los políticos que menos se opongan a  la Ley de Dios; con todos sus defectos, son éstos los que menos ponen en cuarentena los valores y principios por los que se rige una sana sociedad, la misma a la que aspiran todas las personas de buena voluntad.
Con sinceridad, creo que, por lo que toca a nuestra Ciudad, así nos hemos comportado en las pasadas elecciones municipales y motivos tenemos para confiar en que la política municipal, a pesar del lastre heredado, irá por el camino que debe ir  por su propia naturaleza y para el bien de todos nosotros.