En las Cortes Españolas acabamos de oír al nuevo “Jefe de la Oposición” un discurso
vibrante aunque fuera de lugar y como inspirado por una radical falta de
memoria ¿Se ha olvidado usted de la situación en que dejó a España el gobierno
de los señores Zapatero y Rubalcaba, a los que usted apoyaba
incondicionalmente? ¿No cree usted de elemental sentido común que, en
situaciones de ruina económica como la que sufrimos los españoles hasta el 2011,
no caben brindis al sol ni “floripondios zapateriles”, que diría el señor
Leguina, y sí acuerdos de mínimos entre las principales fuerzas políticas para
hacer lo que haya que hacer hasta salir de una situación que a todos,
preferiblemente a los más débiles, ha perjudicado seriamente?
Somos muchos los españoles que soñamos con
una España en la que la principal motivación de sus líderes políticos sea el
interés general a base de empeñar su saber hacer y buena voluntad en resolver
problemas y no en pretender hacer carrera política a base de hacer ver que los
malos son los otros. Desde esa perspectiva sí que nos gustaría que la “nueva
oposición” no saliera el ámbito del realismo para corregir lo corregible y
perfeccionar lo perfectible de leyes y disposiciones que, como es natural,
dimanan y deben dimanar de los que tienen la responsabilidad de gobernar en la
actual etapa…
Desgraciadamente, no parece ser ése el caso
sino, más bien todo lo contrario: algo que,
diríamos, pertenece a otras épocas en las que la mayoría de los
trabajadores no tenían otra cosa que perder que sus cadenas. Ahora tanto los
que tienen la suerte de trabajar como los que no han perdido la esperanza de
encontrar trabajo son personas con derechos reconocidos y muy conscientes de
que forman parte imprescindible y responsable del entramado económico codo con
codo con los emprendedores constituyendo así las dos columnas en las que
descansa la prosperidad de todos.
Vieja, muy vieja, es la “Lucha de Clases”
que nos ha parecido ver como telón de
fondo de la lucha política que está dispuesto a protagonizar el actual Jefe de
la Oposición. Nos gustaría hacerle ver que, para la mayoría de los ciudadanos
de a pie, sobran las algaradas callejeras, el consagrar como dogmas mentiras o
medias verdades y echamos en falta buenas dosis de sentido común,
profesionalidad y buena voluntad.