Leemos que “la presidenta del Gobierno de Navarra, Yolanda Barcina, afirma que con
la propuesta del Ejecutivo de repartir el trabajo en los nuevos contratos de la
Administración foral se hará posible que con el mismo coste haya más
personas trabajando en este difícil momento".
Creemos
que es una medida que hay que aceptar
como imprescindible en la actual situación: tanto, tanto que, a nuestro
entender, debería hacerse extensible a
todas las nuevas oportunidades de empleo en todos los ámbitos de la actividad
económica teniendo en cuenta todas las excepciones que requiera el carácter del puesto de trabajo a
cubrir y, por supuesto, las diversas
circunstancias de tiempo y lugar:
Sería una forma de abordar con realismo una crisis
que, queramos reconocerlo o no, va para largo en cuanto que, a la falta de
recursos económicos para recuperar
desaparecidas situaciones, se añade tanto la presión exterior como el
radical cambio en los medios y modos de
vivir y trabajar: si nos detenemos a reflexionar sobre lo que ocurre en
muchos de los ámbitos de la actividad económica , vemos que lo que hace unos
años requería X horas de trabajo ahora se hace o puede hacerse en X partido por
dos o mucho más.
¿Qué
está haciéndose al respecto? Poco más
que nada y ello con seis millones de parados para los cuales no sería la peor
de las soluciones el reincorporarse al tren de la productividad en base a eso
que se llama desdoblamiento de nuevos empleos…, también en la Empresa Privada ¿por qué no?
En
este punto cabe preguntarse ¿no es igualmente posible dar facilidades para reducir la jornada de trabajo a todos
aquellos empleados públicos y privados que, por tal o cual causa, desearían
trabajar menos horas para atender la familia, proseguir su formación o
disfrutar de un merecido ocio, ello, claro está, cobrando en proporción y sin
pérdida de los derechos adquiridos? El que esto escribe piensa que ello no requiere más que leves “burocráticas disposiciones” con el
resultado de que, muy probablemente, se verán beneficiados empleadores y empleados con nuevas vías de ingresos para las arcas públicas.
Ya en el comienzo de la “Transición”, reputados economistas y sociólogos sostenían la necesidad de acompasar la jornada laboral legal con el progreso de la
tecnología productiva de forma que, si ello no se llevaba a efecto, la cifra de
parados llegaría a ser absolutamente dramática: apuntaban la conveniencia de ir
reduciendo paulatinamente el “reglamentario” número de horas semanales con la
consiguiente proporción en los costos salariales y el resultado de adaptar las oportunidades de empleo a la
marcha de la historia. Junto con la posibilidad de hacer realidad eso de dar facilidades para reducir la jornada de trabajo a todos
aquellos empleados públicos y privados que, por tal o cual causa, desearían
trabajar menos horas…¿no es ése el camino para evitar la lacra del
desempleo que, además de traer la ruina a tantas y tantas familias, nos lleva a
la conclusión de un puro y simple
fracaso existencial?
Bienvenida pues la actitud de Yolanda
Barcina, presidenta del Gobierno de Navarra.
Tanto mejor si ello significa el inicio de un camino hacia una rigurosa adaptación de nuestras Administraciones Públicas a las exigencias de
los nuevos tiempos.
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