Lo más útil y motivante para el ciudadano de a
pie, que ni vive ni piensa vivir de la Política, es que no le confundan con
estériles y particularistas debates desde posiciones encontradas y sin otro
objeto que el de mantener, incrementar o recomponer la audiencia por parte de
los organizadores de las tertulias, algunas de las cuales van “descubriendo el
plumero” sobre ocultas preferencias.
Este ciudadano de a pie, que ni vive ni piensa
vivir de la Política, para no desvariar en la perspectiva de las actuales
circunstancias, se pega más cada día a la “Razón Histórica” de España, en la
que, no del todo conforme con la teoría de Ortega y Gasset, ve la “Razón
Evangélica” como elemento que, bajo ningún concepto, se puede marginar. Si a
ello le añadimos lo que un gobierno responsabilizado y responsable entiende
como “Razón de Estado”, razones de peso hemos de conceder a sus actuaciones
respecto al Terrorismo.
Viene esto a cuento porque, además de la traviesa
y anacrónica aventura de Sánchez Gordillo, lo que priva en ésta o en aquella
tertulia de este “Ferro agosto” español es la difícil resolución sobre la libertad en tercer grado del
desahuciado terrorista Josu
Uribetxeberria Bolinaga, despiadado secuestrador y carcelero de Ortega Lara.
Según se nos dice, la Secretaría General de Instituciones
Penitenciarias ha concedido al desahuciado terrorista ese tercer grado por
"razones humanitarias" y "a pesar de la entidad de los delitos
cometidos, una vez estudiada la propuesta a favor elaborada por unanimidad
este mismo viernes por la Junta de Tratamiento de la cárcel alavesa de Zaballa
atendiendo a la salud del etarra". Es según la Ley y por “Razón de Estado”,
añade el que esto escribe.
Ante ello, una destacada representante de la AVT ha propalado a los cuatro vientos que ello supone "confirmar la
traición" a las víctimas. Tan precipitado juicio viene avalado por la
propia Asociación
Víctimas del Terrorismo, en cuyo comunicado del viernes, día 17 de este mismo ferro agosto, se lee que “la concesión del tercer grado penitenciario al preso de ETA
Josu Uribetxeberria Bolinaga, condenado por el secuestro de Ortega Lara y
enfermo terminal de cáncer, confirma la traición a las víctimas del terrorismo
y al Estado de Derecho", lo que, según ellos, “es una decisión que supone
un daño quizá irreversible a la lucha contra el terrorismo y que desvanece las
posibilidades de alcanzar una derrota total de los terroristas"
A contrapelo de la ingenua fe de muchos, el que esto escribe confiesa que no cree en “una derrota total de los terroristas" por la sencilla razón de que la mayoría de ellos, que pagan en la cárcel parte de sus pasados crímenes o siguen en activo, no muestran traza alguna de arrepentimiento, viven al margen de las personas de buena voluntad y hasta que mueran seguirán dándole vueltas a cualquier manera de seguir su carrera criminal pese a quien pese y produciendo el mayor mal posible a la sociedad española, incluidos los tontos útiles que les jalean.
A contrapelo de la ingenua fe de muchos, el que esto escribe confiesa que no cree en “una derrota total de los terroristas" por la sencilla razón de que la mayoría de ellos, que pagan en la cárcel parte de sus pasados crímenes o siguen en activo, no muestran traza alguna de arrepentimiento, viven al margen de las personas de buena voluntad y hasta que mueran seguirán dándole vueltas a cualquier manera de seguir su carrera criminal pese a quien pese y produciendo el mayor mal posible a la sociedad española, incluidos los tontos útiles que les jalean.
En lo que cree el que esto escribe es en
la neutralización política de todos los efectos del fenómeno terrorista, ello
sin salir del marco legal y en pragmática obediencia a la
Razón Histórica de España, en la que, repetimos, pesa y debe seguir
pesando la Razón Evangélica que tanto bien nos ha producido a lo largo de la
Historia.
Procede, pues, apaciguar un tanto el ya
inútil rebelde grito de nuestra indignación y, haciendo nuestras las armas de la paz, mirar el futuro con cierta esperanza de que el
actual Gobierno hará lo justo y posible para que los criminales terroristas y sus secuaces, mal
que les pese, pierdan su actual rol político reconociéndose o no tal cual son pero sin posibilidad alguna de seguir viviendo (tan tranquilos y jaleados) en el irreal,
estúpido e inhumano mundo de sus recalcitrantes perversiones.
La Ley, el Sentido Común, la Generosidad y
la Libertad son para el que esto escribe
imprescindibles armas de Paz.
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