Debería ser lo más
normal del mundo que el Presidente del Gobierno de España, quien, como tal, vela
por el bienestar y prosperidad de todos
los españoles según su capacidad de gestión, visite cuantas veces
quiera o estime oportuno cualquier entrañable porción de nuestra patria; pero el caso es que tiene carácter de gran
noticia el hecho que visite Barcelona y allí ponga de manifiesto que Barcelona
y toda Cataluña son tan españolas como Andalucía, Extremadura, Castilla, el
País Vasco, etc., etc., ¿No creéis que esto es una obviedad tal que deberíamos
considerar fuera de órbita a a cualquier español que lo ponga en duda?
Ocurre ello
cuando, por culpa del ambicioso desmadre de unos pocos, son muchos los
preocupados por un problema cuya mala solución nos perjudicaría a todos,
especialmente a los catalanes, acepten o no su imborrable condición de
españoles.
El Presidente del Gobierno de España, en uso de la
responsabilidad que constitucionalmente le corresponde, se enfrenta al problema
y nos hace precisiones y promesas como las siguientes, que entresacamos de su
discurso del pasado 25 de enero en Barcelona:
He procurado ser prudente para no crear
tensiones adicionales y continuaré siéndolo, pero eso no está reñido con dejar
las cosas claras: mientras yo sea presidente del Gobierno, ni se celebrará ese
referéndum que algunos pretenden, ni se
fragmentará España…./ Por tanto, la
obligación del Gobierno es no permitir que se celebre ese referéndum, porque de lo contrario, además
de abrir la puerta al desafuero,
estaría violando la ley. La violaría quien lo celebrase, y la violaría
el Gobierno si lo consintiera. No es
una obstinación mía, como pretenden algunos. Al tomar posesión de mi cargo se me exigió
jurar que cumpliría y haría cumplir la
ley. Y lo voy a hacer …/ Voy a
garantizar a todos los españoles en general y a los catalanes en particular que siguen estando protegidos,
frente a cualquier arbitrariedad, por
las garantías de un estado de Derecho, es decir, un Estado en el que la
ley lo puede todo y la arbitrariedad no
tiene sitio. …/ Por eso me preocupa lo
que está pasando: porque es malo para toda
España, sin duda, pero es mucho peor para Cataluña. Lo está siendo ya, porque es un asunto que,
en esta tierra, monopoliza la atención
y distrae todas las energías que debieran estar dedicadas a otras cuestiones que preocupan más a los
catalanes. Lo está siendo porque crea
un clima de tensión emocional entre los propios catalanes, que inevitablemente, lesiona la convivencia.. Me preocupa, porque se le está pidiendo a la
sociedad catalana que apueste por
aventuras colectivas en las que ninguna persona sensata, ni siquiera quienes las proponen, arriesgarían
sus intereses particulares. Me preocupa,
porque lo que necesitáis las gentes de esta tierra no es agitar banderas, ni disputar entre vosotros,
sino trabajar unidos para combatir el
paro, poner las cuentas en orden, recuperar la confianza de los inversores, asegurar el bienestar, y garantizar
a todos un futuro que merezca la pena
vivir. Y me preocupa muy especialmente
que se disfrace la realidad…./ España es
la nación más antigua de Europa y Cataluña siempre ha formado parte de ella. Y en todos estos
siglos de historia hemos forjado lazos que nos unen en lo más profundo. Desde
las gestas compartidas a las relaciones
personales. La vida en común, los intereses, las cosas que hemos hecho juntos, los afectos y la lucha contra
las dificultades… Así hasta hoy…./ Soy
el primer interesado en que las cosas vayan bien en esta tierra, y voy a pelear
por Cataluña y por los catalanes, por su progreso y por su bienestar. Lo voy a
hacer porque es mi obligación hacia ellos, porque es mi deseo y también porque
el bienestar de Cataluña es bueno para toda
España. Yo os pido que me ayudéis y que me ayudéis también a difundir
un mensaje de sensatez, de unidad y de
esperanza. Porque nos jugamos
mucho. Nos jugamos lo importante:
nuestra historia, lo que nos ha unido desde siempre; nos jugamos el presente,
la convivencia y el bienestar de todos y nos jugamos también nuestro futuro,
todo lo que podemos hacer juntos.
A pesar del claro y contundente mensaje del Presidente,
parte de la prensa emite juicios como el de que “Rajoy reprueba en Cataluña el
plan soberanista sin ofrecer alternativas”.
Como ciudadano de a pie, tan español como los catalanes,
uno se atreve a preguntar: ¿Hay mejor alternativa que la de cumplir y
hacer cumplir la Constitución?
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