jueves, 11 de octubre de 2012

ESPAÑOLICÉMONOS DE VERDAD TODOS LOS ESPAÑOLES


Uno no acaba de entender por qué un apunte tan de sentido común como ése de que todos los españoles debemos sentirnos españoles por la simple razón de ser españoles ha armado el barullo que ha armado con las subsiguientes  tonterías que se oyen al respecto desde todos los ámbitos de la política española. Son tonterías que se repiten y vuelven a repetir como si se pretendiera echar por tierra la evidencia de que  una tontería repetida por  millones de bocas  no deja de ser tontería, que dejó escrito Anatole France
Pero, pese a quien pese, entre tanta tontería, no faltará quien encuentre razones para renunciar al noble y gratificante ejercicio de reflexionar y, “aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid”,  atreverse a pedir el repudio de quien, como español y servidor de los españoles, trata de que todos y cada uno de los españoles hagamos nuestro lo mejor de España, entre ello, podernos expresar correctamente en español, idioma que hablan más de quinientos millones de personas.
 Ante  tamaño despropósito, cabe la siguiente pregunta ¿Tiene algo de extraterrestre el hecho de que un Ministro del Gobierno de España exprese  en el seno de la Soberanía Nacional, ni más ni menos, el interés del Ejecutivo de "españolizar a los alumnos catalanes" con el fin de que "se sientan tan orgullosos de ser españoles como catalanes"?  Lo dijo luego de hacer ver cómo "la deriva que ha tomado parte del sistema educativo en Cataluña" facilita que se produzca una "minimización" de los elementos históricos que configuran la historia de Cataluña dentro de España y que, en cambio, "se exageren, a veces hasta la caricatura, los elementos particulares de Cataluña".
¿Acaso no es verdad que, erre que erre, unos pocos españoles de vía estrecha llevan años obsesionados por el disparate de desespañolizar  una parte de las escuelas españolas con la triste consecuencia de que no pocos alumnos terminan no sintiéndose españoles? Además de una torticera interpretación de la historia ¿No es ello enorme injusticia para una parte de nuestra gente, que verá así mutilada su capacidad para enfrentarse con éxito a los problemas de su propia vida?
 Claro que el hecho, con ser muy grave, no es suficiente para llevarnos a la desesperanza. Dígase lo que se diga, es incuestionable verdad  que en España no faltan hombres y mujeres, mujeres y hombres (valga la redundancia),  que se aplican a resolver los graves problemas que, hoy por hoy, padecemos los españoles de arriba y de abajo, de la derecha y de la izquierda, sin parar mientes en tanto y tanto ataque sin sentido, en tanta y tanta maniobra para hacernos correr hacia atrás.  Ello no quita que se multipliquen por cien o por mil los vendedores del humo de la confusión (puros desmadres colectivistas y separatistas), con el consiguiente peligro de desmoralización para cuantos se toman (nos tomamos) en serio eso de que nada bueno se puede lograr sin un comunitario trabajo alimentado por una previsión, una generosidad y una libertad al hilo de los tiempos que corren:  razón de más para, sintiéndonos plenamente hijos de la Madre España, todos y cada uno de los españoles nos apliquemos de verdad a potenciar lo que nos une en lugar de perder energías escuchando o, lo que es peor, siguiendo a cuantos viven de la mentira o del afán por hacer crecer lo que puede separarnos, esos mismos que  no quieren enterarse de que estamos en crisis y empieza a faltar dinero para lo realmente esencial.
¡¡Enteraos de una vez  todos los que no hacéis más que remar hacia atrás!!

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