domingo, 16 de octubre de 2011

Próximo 20N, gran fiesta de la Democracia

   Hace ya bastantes años, en una ocasión como la del  próximo 20N, haciendo de interventor  en una de las mesas de nuestra Ciudad, en respuesta al saludo del alcalde de entonces, señor Aranda, el que esto escribe soltó eso de ¡que gane el mejor!, a lo que  el Alcalde respondió: Ganará el que más votos logre.
   Efectivamente, la mayor cantidad de votos es  lo que  permitirá que sigamos en lo mismo o que “empiece el cambio”.  Ello significa que es nuestro voto el que manda ese día en el que la Democracia se erige en indiscutible reina.  Grave e irrenunciable responsabilidad la que nos toca a todos y a cada uno de los votantes españoles.
   Cierto que, según confirma  el presidente de la Comisión Europea, señor Barroso, el socialismo deja a los españoles una  herencia envenenada. España bordea ya el precipicio por culpa del actual Gobierno: el IPC sube hasta el 3,1% y la venta de viviendas se sitúa en mínimos históricos, cayó un 38% en agosto por el efecto de la subida del IVA., etc., etc., etc.
    Pero no todo está perdido en esta España en la que tantos millones de españoles  están arrimando el hombro y otros muchos que necesitan nuevas oportunidades para hacerlo. Claro que hemos perdido pie en Economía, prestigio internacional, conciencia patriótica, eficacia administrativa y, sobre todo, en una escala de valores consecuente con la Historia el grito de la propia conciencia: de lo que se trata, ni más ni menos, es de evitar la equivocación a la hora de votar el próximo 20N.  
   En la España de hoy,  el español que no vive de la Política pero sí que la padece, está obligado a enfrentarse a “corrientes de opinión” que coartan su libertad con prejuicios y más prejuicios ideológicos, los más de ellos alimentados por la sin razón, como si los testimonios de la historia no sirvieran para nada. No es tan difícil hacer memoria, bucear en la propia conciencia con plena libertad y abrir los ojos a la realidad.
   Hace unos pocos años, en España vivíamos mejor y lo cierto es que ante nosotros está la ocasión de hacer lo posible para recuperar posiciones perdidas: los que tengan responsabilidades de gobierno, claro que están obligados a hacer lo que tienen que hacer sin  dejarse  amilanar  por las dificultades  o embaucar  por lo facilón o animalesco; pero del buen rumbo, también y mucho, somos responsables los ciudadanos de base y bien sabemos que es una soberbia majadería eso tan manido de que todos los políticos son iguales: bien está demostrado que  Zapatero es muy  distinto a todo los presidentes que le han precedido y que Rubalcaba no es igual a Rajoy.
   Se dice y parece demostrado que Rubalcaba, partícipe de primera línea en todo lo hecho y no hecho por el actual Gobierno,  está intentando hacerse fuerte potenciando los viejos mitos de la izquierda más vieja y fracasada, la de los proletarios “encadenados”  hasta que los “explotadores se conviertan en explotados” para que triunfe el “derecho a la pereza”.
   Rajoy, en cambio, ofrece abordar con valor los problemas de  particularismo y desunión,  austeridad en el gasto, olvidarse de zarandajas como la memoria histórica,  recuperar el prestigio internacional,  potenciar al máximo las oportunidades de empleo productivo, abrir puertas y ventanas a la libertad de iniciativa, mantener todo lo bueno logrado en  Sanidad y Educación…  en una línea  que algunos de sus compañeros de Partido y él mismo ya han seguido cuando tienen o han tenido responsabilidades de Gobierno: eso será gobernar  con verdad, responsabilidad, valentía y diálogo.
    En el momento del voto del próximo 20N  ¿perderemos la ocasión de dar al señor Rajoy y su equipo esa oportunidad?

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