lunes, 21 de noviembre de 2011

GRACIAS Y ENHORABUENA, SEÑOR PRESIDENTE

    Con usted vuelve la esperanza a una inmensa mayoría de españoles, incluidos no pocos anestesiados por tantos y tantos viejos sectarismos, que el socialismo derrotado trataba de mantener vivo con ocurrencias fuera de lugar y forzadas escapadas a situaciones que debieran haber seguido archivadas en el museo de la historia.
    A punto de hundirse la economía nacional y con toda una serie de contravalores en el horizonte de muchos de nuestros jóvenes y no tan jóvenes, accede usted a la máxima responsabilidad del gobierno de nuestra España con la honradez, preparación, experiencia y temple de un hombre a quien no amilanan las dificultades ante la ocasión que se le brinda para dedicar todo su saber y energías a la recuperación de tantas cosas buenas perdidas durante estos últimos siete años y pico.
    Nos ofrece confianza el hecho de que sea usted uno de los buenos políticos que, en el año 1996 y bajo la presidencia de don José María Aznar, se hicieron cargo del gobierno de una nación con 3.735.300 parados, lo que hacía un 22,8 % sobre el conjunto de los españoles con derecho al trabajo, y con una inasumible deuda pública que superaba el 67 % sobre el producto interior bruto para, con tesón, mucho trabajo y buen tino, cambiar la situación de forma que,  entre 1996 y 2004, España llegó a colocarse en la primera línea de las naciones más prósperas con una gestión que, entre otras muchas grandes cosas, facilitó la creación de hasta cinco millones de empleos productivos con lo que la tasa de desempleo se redujo hasta cerca del 10 % con el consiguiente saneamiento de las cuentas en una situación de franca competencia con los países  más avanzados.  Todo ello se ha venido al traste en los últimos años a causa de la pésima gestión socialista que deja en herencia a los españoles  una situación con cinco millones de parados, una deuda astronómica con intereses que, en solo diez días, supera lo que en un año significa la injustificada congelación de las pensiones además de otros problemas que han colocado a nuestra nación al borde de la bancarrota.
    Nos dice usted y le creemos que "Nadie tiene que sentir inquietud alguna; no habrá más enemigos que el paro y la crisis" puesto que está usted dispuesto a "ser el presidente de todos y anteponer siempre el interés general al interés particular" y que "Gobernará al servicio de España y de los españoles, procurando que por ninguna circunstancia nadie se sienta excluido de la tarea común".
    Nada fácil va a ser esa tarea que pasa por cuestiones tan elementales como la de no gastar más de lo que se ingresa, recuperar la credibilidad respecto al riguroso cumplimiento de todos nuestros compromisos, eliminar gastos que no tengan otra función que el mantenimiento de estériles fidelidades o lujos y caprichos fuera de lugar, introducir cuantas reformas haga falta para generar empleo y así contar con los medios necesarios para que todo el mundo se sienta útil y, de paso, garantizar el estado de bienestar.
    Sabemos que va a ser usted “el Presidente de todos, incluso de aquellos que no han  votado al Partido Popular”,  propiciando que, a la recíproca, “todos juntos aportamos lo mejor de nosotros mismos", porque, tal como nos dice el señor Presidente, "en ese cambio os quiero convocar a todos, quiero contar con todos. Con ese cambio me gustaría que pudieran confiar todos".
    Súmate al cambio, es la invitación que ojalá llegue con irresistible fuerza a la conciencia de todos nosotros, españoles, que podemos y debemos recuperar el orgullo de serlo.

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