viernes, 27 de abril de 2012

¡Bien por nuestro Presidente!


    Es templado, prudente, honrado, valeroso y  nos dice la verdad.     Después de la catastrófica pasada de siete años y medio por una desmadrada mediocridad gubernamental, en el cambio de rumbo estaba nuestra supervivencia como nación libre e independiente.
    Fueron la mentira, el despilfarro y la huida por la tangente  los principales alimentos de aquella desmadrada mediocridad gubernamental. Pasado todo ello, quedan las consecuencias: escasísimo dinero para lo más elemental y una astronómica deuda que frena y puede llegar a impedir de manera absoluta la afluencia de crédito. Ante tal situación ¿hay alguien que crea que nuestros acreedores, los mismos que han de seguir prestándonos  lo elemental para una imprescindible recuperación,  son hermanitas de la caridad que no esperan ninguna compensación material a cambio?
    Claro que es hora de arrimar el hombro, apretarnos el cinturón sin llegar a asfixiarnos y no negar un razonable voto de confianza a quien, pudiendo dedicarse a más cómoda y rentable ocupación, vive en el compromiso de sacarnos del atolladero. Repito: nuestro Presidente, el señor Rajoy, es templado, prudente, honrado, valeroso y  nos dice la verdad: su plan de gobierno fue pergeñado y anunciado desde un supuesto que luego ha resultado ser muy distante de la realidad. Claro que no se habría tocado el IRPF ni otros impuestos si las cosas hubieran resultado ser como el anterior gobierno decía que era y hubiera resultado suficiente la austeridad en el gasto para recuperar las posiciones que nunca debimos perder.
    Siendo ello así como es, da grima el oír y ver cómo  sacar las cosas de quicio y jugar al avestruz parecen ser preferibles ocupaciones de algunos  divulgadores de opinión que presumen de bien pensantes (no necesito dar nombres para que todos sepáis a quienes me refiero) y a la hora de exponer un criterio cargan las tintas más en la forma que en el fondo de cualquier necesaria aunque antipática medida. Por ventura ¿no se dan cuenta de que ha llegado la hora de no perderse en dimes y diretes  mientras que la  gente sencilla  se deja arrastrar fácilmente por el torticero mensaje de que “todos son iguales”?
    Menos sorprende el que la oposición actual, con su  bien conocido y “previsible” líder a la cabeza, siga en la inercia de sus viejas fórmulas, las mismas que nos han llevado al desastre. No cultivan  mayor afán que el de volver a las andadas para el exclusivo beneficio (material y no más que material) de unos pocos: lo "natural" en ellos es que así suceda y continúe sucediendo per secula seculorum ¿qué le vamos a hacer si el Bien Común es para ellos un concepto vacío y, para mantener la fidelidad de su gente, no les importa usar cualquier truco de feria con promesas, banalidades y mentiras? ¿Cómo abrir los ojos a quienes siguen empeñados en mantenerlos cerrados?

No hay comentarios:

Publicar un comentario