Puede que, guiado por el afán de competir en la lid de
los excesos verbales, alguien se ha inventado eso de “Monarquía o Democracia”, un slogan o sofisma que se da de bruces
con el sentido común y que nada tiene que ver con la realidad española.
Hoy por hoy, no hay razón alguna para no reconocer que,
en España, la Monarquía es y actúa dentro de los cánones que el Mundo
Occidental considera Democracia: la nuestra no es menos democrática que cualquiera de las otras monarquías europeas. Se
atiene a lo establecido por la Constitución y, por demás, cuenta con el
respaldo explícito de la mayoría de los ciudadanos.
Mucho tememos que quienes ponen en duda esa verdad
incuestionable usen como base de su
discurso el supuesto de que no hay democracia fuera de la forma de gobierno
republicana, lo que también se da de bruces con lo que sabemos de pretendidas repúblicas como la norcoreana y
tantas otras que están en la mente de todos.
A los que siguen erre que erre con sus tópicos, les
preguntamos ¿qué entiende usted por democracia y en qué se basa para sostener
que una república cualquiera es más democrática que una Monarquía constitucional,
parlamentaria y moderna como la española?
Sin meternos en disquisiciones sobre lo que, para un
Aristóteles, era lo que entonces se llamaba Democracia (gobierno de todos sin “jefe
natural”) demos por buena la explicación de que “Democracia es una forma de vivir y de hacer política bajo el
amparo de la ley y como ciudadanos que ejercen el derecho de elegir a sus
representantes en los puestos claves de la acción política” ¿No es eso lo que
vemos en España?
Si buceamos en la historia de las ideas políticas,
tropezaremos con que República equivale a
“res publica” o cosa pública que un
Cicerón explicaba de la siguiente manera: “La
República es la cosa del pueblo, término que, más que un simple conjunto de
seres humanos, viene a significar una colectividad unida por el derecho de cada uno y la comunidad de
intereses”.
Si en una Monarquía como la nuestra, además del respeto a
la Ley y de la participación ciudadana, se sirve a la “Cosa del Pueblo” (Res-publica”)
según
el derecho de cada uno y la comunidad de intereses… ¿se puede sostener
que ahí no hay valores tan respetables y democráticos como puedan serlo en lo
que pueblos, como el francés, entienden por República?
Sin dejar de hilar fino en lo que nos enseña nuestra
propia Historia, reconozcamos que, en la España de hoy sí que vivimos en
Democracia al amparo de una Constitución cuya pieza clave es la Monarquía Parlamentaria.
Admitámoslo no sin reconocer también que en esa Democracia hay no poco a mejorar ¿no creéis
que no es cosa de escurrir el bulto o de echar al de enfrente la culpa de nuestros
fracasos o decepciones y sí de abordar con generosidad, libertad y realismo la
tarea que a cada uno de nosotros toca en lo de mejorar todo lo mejorable?
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