lunes, 12 de mayo de 2014

Solidaridad sí, pero empieza por ti mismo

Para las gentes de lo común, que trabajan si tienen en qué o sufren las consecuencias de una larga, larguísima crisis, es seria decepción el comprobar que tantos y tantos políticos, que no gobiernan pero sí que aspiran a gobernar, no hacen otra cosa que criticar y criticar sin aportar idea positiva alguna pero sí que soltando largos y aburridos discursos apoyándose en el sofisma de que ellos son muy buenos porque los otros son muy malos.
Como ejemplo de sugerentes palabras, olvido histórico, acusaciones fuera de lugar y falta de constructivo contenido, tenemos el discurso de un veterano político que no gobierna pero que sí que ha gobernado y que aspira a gobernar: sin reconocer mérito alguno al que no es de su órbita, resuelva o no los problemas más acuciantes, ha venido a decir que la “solidaridad de la Europa del Norte”  solamente le puede llegar a a la Europa del Sur, es decir, a España, si su partido gana las inmediatas Elecciones Europeas. Según él, ello es así porque su Partido sí que sabe y puede mejorar la situación de todos los españoles sin tener que preocuparse de ajustes presupuestarios ni de otras bagatelas por el estilo y menos de dar explicaciones sobre el cómo y con qué recursos pretende aplicar la fórmula mágica de la “solidaria igualdad”.
 Claro que la solidaridad debiera ser el motor de las relaciones humanas. Así fue en la Polonia de  hace ahora unos treinta años: Los de cierta edad bien recordamos que, hasta los años ochenta del siglo pasado, Polonia era uno de los países más tiranizados por el llamado “socialismo real” hasta que apareció el sindicato Solidaridad (Solidarnoác) dirigido por Lech Walesa y formado por millones de obreros católicos, que entendían que solamente a través de los valores cristianos crece la solidaridad  entre todas las personas iguales en dignidad natural.

Desde el punto de vista materialista, que es el de muchos compatriotas nuestros, a lo más que se está llegando es a la protesta por la protesta y a ver la paja en el ojo ajeno en lugar de quitarse la viga que llevan en el propio.  No es ahí en donde podemos encontrar la solidaridad para construir juntos la España y la Europa en que se premie el trabajo, la generosidad, la libertad y la responsabilidad.

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