viernes, 12 de agosto de 2011

¿DEMOCRACIA? ¡¡No es esto, no es esto!!

    Es verdad que no todo lo que se tolera en nombre de la Democracia es democrático, ni por supuesto, favorece a la Democracia; también es verdad que las revueltas callejeras “no surgen de la tierra, como los champiñones”, que diría Marx, ni necesitan mayor razón que un grito (un MSN a través del móvil) para convocar a los descontentos de turno y lanzarles a lo que sea en nombre de cualquier cosa.
   Que en el tumulto se cuelan no pocos de los que tienen “hambre y sed de justicia”, por supuesto; que estos mismos, a poco que se descuiden, son manipulados hasta caminar por senderos muy distintos a los deseados… ¿quién lo duda?; que puede suceder y que, de hecho, sucede que la revuelta derive en ilegalidades, atropellos, robos y salvajadas… ¿no lo estamos viendo? Ejemplos como los de Londres y Madrid han sucedido, suceden y vuelven a suceder a lo largo de la historia ¿la razón? Que la libertad no viene acompañada de la generosidad y, por lo tanto, se muestra incapaz de generar responsabilidad.
   En los albures de lo que llamamos “Democracia Occidental”,  Alexis de Tocqueville, que venía de una familia del “Antiguo Régimen”, soñaba con trasplantar a la vieja Europa las incipientes libertades democráticas  que empezaban a tomar cuerpo de Ley en los recién formados Estados Unidos de América; pero sí que avisó de que, con las indudables ventajas que ofrecía “un sistema político del pueblo y para el pueblo”, todo podía venirse al traste si no se hacía nada por neutralizar lo que él llegó a llamar “los instintos salvajes de la Democracia”, muy capaces ellos de llevar a la sociedad  de la anarquía a la dictadura y viceversa: La Democracia, como todo lo nuevo y positivo, decía él, ha de ser sometida a la Civilización en lugar de  permitirla erguirse contra ella; de lo contrario, esa misma democracia terminará siendo “desordenada”, “depravada”, “librada a furores frenéticos”.
   ¿Qué de dónde viene y de qué se alimenta nuestra Civilización? “De Atenas, Roma y Jerusalén”, podemos responder con Paul Valery; es decir, de Democracia, Ley y Valores Eternos. Tres insustituibles soportes para que nos acerquemos a ser  lo que todos y cada uno de nosotros puede ser para que, de rebote, la sociedad en general camine por senderos de libertad, prosperidad y bienestar.
   Democracia sin Ley y sin Valores Eternos (Trabajo, Libertad, Amor, Responsabilidad…) es una corriente abierta a no se sabe qué o, muy probablemente, a la destrucción y miseria, con tantos y tantos ejemplos de que estamos siendo testigos.
  ¿Es Democracia andar a la greña unos contra otros? ¿Es culpa de la Democracia la galopante crisis que padecemos en el Mundo Occidental, muy especialmente en la España gobernada por el equipo socialista del señor Rodríguez Zapatero? Claro que no; pero sí que, en mayor o menor medida, todos somos “culpables” de no querer darnos cuenta de que, junto con los procedimientos democráticos, la Ley tiene que ser Ley y valores como el Trabajo, la Libertad, el Amor y la Responsabilidad tienen que ser reconocidos como esenciales y no sustituidos por tal o cual postulado de ese bodrio llamado “Educación para la Ciudadanía”.  
   Visto lo visto, no tenemos más remedio que recordar  el “no es esto, no es esto”, que escribió Ortega el 9 de septiembre de 1931, pocos meses después de haberse creído él mismo que, con el simple cambio de régimen, venía una auténtica Democracia.  


2 comentarios:

  1. Democracia es para mi solo una palabra q cada uno moldea a su gusto. Es un sistema donde el pueblo tiende a "intervenir".
    Sistemas hay varios y de varios colores :
    Hay muy distintas nomenclaturas para denominar las distintas formas de gobierno, desde los teóricos de la Antigüedad hasta la Edad Contemporánea; en la actualidad suelen utilizarse de forma habitual tres tipos de clasificaciones: El carácter electivo o no de la jefatura de Estado define una clasificación, entre repúblicas (electiva) y monarquías (no electiva). El grado de libertad, pluralismo y participación política define otra clasificación, entre sistemas democráticos, autoritarios, y totalitarios.
    España tiene los tres juntos. Pero no hay q culpar de lo que pasa o de lo que nos pasa al sistema político, éste se basa en personas y son las personas las que fallamos y hacemos lo que nos conviene en aras de la democracia o de lo que sea.
    Los casos de ataque a la democracia no son otros que falta de integración, falta de familia, falta de educación, falta de valores vitales, falta de objetivos, q al final te lleva a concebir que la violencia ( la que estamos viendo) es lo único que a ti te merece la pena. Además suficientemente regado por una dejadez en las condenas y blandura que asusta.
    Llevo mucho tiempo diciendo que nuestro pais necesita un delito de consecuencias o de daños para que seamos responsables realmente de lo que estropeamos ( pagas y te llevas los cachos). Y si el que la arma es menor, pues a buscar padres, madres, ....

    Lo de Londres asusta, niños, niñas de 12 años destruyendo todo lo que pueden, porque no les pasa nada. Y se divierten y les gusta.

    En España la delicuencia de emigrantes y nacionales menores, necesitaría una vuelta de tuerca con la ley del menor.
    Tambien el criterio de jueces.
    Yo no pretendo que solo se aplique mano dura, no es eso, pero si dejamos a los niños solos, desorientados, mira lo que hacen. Si dejamos a los políticos mira lo que hacen.
    Es hora de llamar a las cosas por su nombre y dejar la bandera de si la democracia si o no. Los infectos son los integrantes de la democracia.

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  2. Gracias a la Democracia ("el peor de los sistemas, excluyendo todos los demás", que diría Churchill), tú, los otros y yo, más que "tender a intervenir", intervenimos realmente en Política cuando votamos. Quiere ello decir que, con nuestro voto, podemos cambiar substancialmente las cosas por que no todos los líderes políticos son iguales ni, por supuesto, merecen el mismo grado de confianza: hay políticos honrados, que han demostrado saber y querer hacer bien las cosas y hay políticos mercenarios de un confuso y empobrecedor pasado.
    En la situación en la que estamos, es de perentoria necesidad votar al mejor de los dos candidatos con posibilidades de llevarse la mayoría, sobre todo cuando sufrimos todo lo que apuntas y nuestra Democracia sufre de izquierditis aguda con toda esa patalea de retorcidos valores, memoria histórica, educación para la ciudadanía y manías por "enterrar a Montesquieu". Pero sí que nuestra Democracia puede recobrar la salud. Verás como sí; solo tenemos que acertar a la hora de votar y que el elegido, además de un eficaz saber hacer, "desentierre" a Montesquieu y aplique lo mejor de la herencia de Atenas, Roma y Jerusalén.

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