jueves, 16 de junio de 2011

Hablemos de Libertad Responsabilizante

La reflexión, peculiaridad genuinamente humana, representa una clara superación del instinto.  Por la reflexión, el ser evolucionado  reacciona de forma única frente a situaciones o acosos de la realidad  dirigidos en la misma medida a distintos individuos de su especie. Cuando, por virtud de la Evolución, la presión de la circunstancia motiva una respuesta  personal, el individuo ha dejado de ser elemento‑masa para convertirse en alguien, es decir, en persona
La comunidad humana se diferencia de las otras sociedades animales, fundamentalmente, por la capacidad de reflexión de todas y de cada una de las personas que  la integran. Por este hecho es posible la Historia como fenómeno que singulariza cada época, cada  grupo social y cada proyección pública de las facultades individuales.
Vemos cómo, acuciado por el hambre, el animal no racional percibe y ataca a su víctima, o, en respuesta a un elemental instinto, corteja y posee a su hembra, se defiende de las inclemencias de su entorno.... de un modo general y de acuerdo con el orden natural de las especies.
No sucede lo mismo en el caso de ese  homínido evolucionado, que llega a ser persona: ya es capaz de superar cualquier llamada del instinto merced al acto reflexivo: la realidad inmediata, el análisis de anteriores experiencias, el recuerdo de un ser querido, la percepción de la debilidad o fuerza del enemigo, el conocimiento analítico de los propios recursos... le permiten la elección entre varias alternativas o, lo que es lo mismo, trazar un plan susceptible de reducir riesgos e incrementar ventajas con esa extraordinaria facultad que llamamos Libertad..
Gracias, pues, a su poder de reflexión, la persona humana usa la extraordinaria facultad de la Libertad para elegir entre  varias alternativas de actuación concreta. Por supuesto, que la elección más adecuada a su condición de persona será aquella que mejor responda a las exigencias de la Realidad. Y la más positiva historia de las personas será la jalonada por capítulos que hayan respondido más cumplidamente a una genuina vocación: la de mejorar las condiciones del propio entorno poniendo en juego las personales facultades en continuo ejercicio de fecunda Libertad.
Esta es una libertad alimentada por la generosidad y la responsabilidad: la llamamos Libertad Responsabilizante sin parar mientes en que, tal vez, nos saltamos los cauces académicos pero sí que pensando lo mucho que de ella necesitamos en la etapa que hemos iniciado el reciente 22 de Mayo.
Hay quien dice que cambiar el mundo empieza por uno mismo, siguiendo por nuestra Ciudad y, de aquí, hasta el último rincón del Planeta… ¿la mejor herramienta? Una Libertad Responsabilizante

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