Para muchos políticos parece que la verdad se va de vacaciones para dejar paso a una impactante retahíla de dobles mentiras y medias verdades: se hilvana así un discurso sin otra substancia que la que se desprende de poner en marcha el ventilador sobre lo que ciertos paniaguados dicen del otro, visto siempre como la encarnación de lo que a mí no me gustaría ser pero que, probablemente, soy ¿seguro que puedo convertir en viga la paja en el ojo ajeno para así ocultar la “vigaza” que llevo en mi propio ojo?
Yo no sé si con dinero público o no, en Alcorcón pululan panfletos y revistas, de cuyo nombre no quiero acordarme, en el que nada se dice de información contrastada (como, por ejemplo, grandes cuentas con veraz detalle de sumas y restas) y mucho del "más eres tú". Por ejemplo,señor Cascallana ¿cuándo vamos a enterarnos de la deuda que pesa sobre la presente y futuras generaciones sea ello con diez mil euros arriba o abajo? Para muchos ciudadanos que quieren saber para no desbarrar en su voto, resulta de vital importancia que demuestre usted la realidad de lo que está costando y para qué sirve todo eso a lo que alguna de sus publicaciones afines da tanto relieve aludiendo a supuestas cifras con escasa o nula precisión.
El decir la verdad sobre lo que realmente nos importa será abordar con valor las “realidades políticas” que nos conciernen a todos en lugar de distraer al personal con lo que más o menos pasó (medias verdades que los panderos de turno convierten en dobles mentiras) hace equis años con muy distintos protagonistas de los que ahora nos piden y, sin duda, nos merecen confianza, mucha más confianza que el señor Rodríguez Zapatero y quienes dicen inspirarse en él para resolver los problemas de nuestro tiempo.
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