jueves, 28 de abril de 2011

HABLEMOS DE SOCIALISMO

Claude Henri de Rouvroy, Conde de Saint-Simon (1760-1825), pasa por ser el precursor de una buena parte parte de las tendencias socialistas de los siglos XIX, XX y XXI: según ha dejado escrito, “se impuso la tarea de dedicar su vida a esclarecer la cuestión de la organización social”, partiendo de “una renovación de la Moral y de la Religión” desde los condicionamientos que, ya en su época, imponía el Industrialismo, cuyo esencial principio debiera ser “a cada uno según su capacidad y a cada capacidad según sus obras” hasta llegar a una situación en la que “todos los hombres se considerarán hermanos”, todo ello sin la mínima alusión a la presencia viva de Jesús de Nazareth con su especial testimonio de Amor y de Libertad.
Saint Simon aliñaba su predicamenta con encendidas críticas a la Moral, Filosofía y Religión tradicionales, apelando al “espíritu de unión de toda la Humanidad”, ya asistida por las “bendiciones del Industrialismo”.
Marx y Engels, padres del ”socialismo científico” hicieron suyas todas las críticas saintsimonianas a lo “viejo” al tiempo que imponían radicales diferencias entre el “utópico” procedimiento preconizado por el conde Saint Simon con sus discípulos y la base radicalmente materialista de su propia “Ciencia”: todo viene de la materia y va a la materia, lo que nos obliga a dejar de hablar de fraternal entendimiento de las personas, condenando al museo de la Historia a todo lo que suena a Trabajo, Generosidad y Libertad para, renunciando a lo que nos pide la propia conciencia, reconocer que toda la historia es la historia de la lucha de clases de forma que el individuo aislado no es más que un pobre ser sin valor trascedente alguno por lo que no le cabe otra solución que la de sumergir voluntad y capacidad de obrar en las corrientes de la “conciencia colectiva”. Eso es lo que pretenden hacernos creer los socialistas más o menos fieles a la herencia marxista.
Echando en el mismo saco todo lo dicho y escrito por el conde de Saint Simon, Marx, Engels, Berenstein, Lenin, Trosky, Stalin, Sorel, Marcuse, Sartre, etc., etc…, llegamos al eclectismo socialista del siglo XXI, en la que ya no se habla de lucha de clases, dictadura del proletariado y, mucho menos, de Justicia Social: lo que priva es adocenar voluntades con demagógicas consignas y el torticero truco de que “los otros no son perfectos, luego los buenos somos nosotros”.
Con lo que en España estamos viendo y sufriendo… ¿no ha llegado aun la hora de que despierte la conciencia de todos y cada uno de nosotros para que, en uso del sentido común, sepamos distinguir con nuestro voto a los embaucadores de los que no lo son?

2 comentarios:

  1. Siempre he dicho que el mejor socialista en España fue Franco.
    La Constitución que tenía se cumplia. No había nada escrito, pero : pan trabajo justicia y libertad no tenía precio.
    Ahora todo es democracia, pero no hay pan, trabajo, justicia ni libertad.
    Esto es un asco amigo Antonio...

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  2. Franco pudo hacer muchas más cosas y dejar de hacer otras, pero no desde la óptica socialista y sí desde la generosidad y la libertad. Un necesario matiz: bajo ningún concepto cabe confundir socialismo con justicia social, que se basa, precisamente, en el trabajo creador y en no querer para los demás lo que no queremos para nosotros mismos, justo lo contrario de lo que llevan a la práctica los socialistas de cualquier color.

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